Cada empresa cuenta con un crédito anual de formación calculado en función de su tamaño y la cantidad aportada en concepto de cuotas de formación profesional durante el año anterior. Este crédito es el importe que la empresa puede bonificar en sus cursos de formación.

Es fundamental que la empresa realice un análisis de las necesidades de formación de sus empleados, identificando áreas en las que se requieren competencias adicionales o mejoras en habilidades. Este análisis no solo permite optimizar el uso de los recursos de formación continua, sino que también asegura que la inversión contribuya a mejorar la productividad y el rendimiento general de la organización.

Las empresas pueden optar por formación presencial, online, o mixta. Es importante elegir la modalidad que mejor se adapte a las necesidades de la empresa y de los empleados, asegurando una correcta implementación de los conocimientos adquiridos.

Es crucial trabajar con un proveedor acreditado para garantizar que la formación cumpla con los requisitos exigidos y pueda ser bonificada correctamente. Verificar la experiencia y calidad del proveedor ayuda a asegurar una formación efectiva.

Una vez que se ha seleccionado el curso y el proveedor, el siguiente paso es formalizar la inscripción de los empleados, asegurándose de que cumplan con los requisitos previos para el curso y que su participación sea efectiva.

Para finalizar el proceso, es necesario presentar la documentación requerida para justificar la formación y aplicar la bonificación. Esto incluye registros de asistencia, evaluaciones y comprobantes del pago realizado.