La equidad de género en la medicina no es solo una cuestión de justicia y derechos, es crucial para producir la mejor investigación y brindar la mejor atención a los pacientes. En comparación con los hombres, es menos probable que las mujeres sean vistas como líderes científicas, contribuyan con más trabajo por menos crédito en las publicaciones y es más probable que sufran acoso. Si se espera que los campos de la ciencia, la medicina y la salud global trabajen para mejorar la vida humana, deben ser representativos de las sociedades a las que sirven. La lucha por la equidad de género es responsabilidad de todos, y esto significa que el feminismo es para todos: para hombres y mujeres, investigadores, médicos, financiadores, líderes institucionales.
Nuevos análisis y comentarios establecen la importancia de las teorías feministas y de masculinidad, y problematizan las estrategias organizacionales para aumentar la diversidad de género en la medicina y la ciencia. La importancia de la interseccionalidad, el aprendizaje y el escaso reconocimiento de la experiencia de acoso y abuso de las mujeres son temas clave.
El acoso sexual es un problema persistente en los campos científicos, y especialmente en la medicina. Continúan surgiendo ejemplos de trato abusivo y discriminatorio, como el acoso sexual y la agresión a los aprendices que realizan trabajo de campo científico, la manipulación de los puntajes de los exámenes de ingreso para limitar el número de mujeres en una escuela de medicina y la incesante brecha salarial de género en medicina y ciencia en el norte.
El 30 % de los investigadores del mundo son mujeres: alrededor del 19 % en el sur y oeste de Asia, el 23 % en el este de Asia y el Pacífico, el 30 % en África subsahariana, 32 % en América del Norte y Europa occidental, y 45% en América Latina. Las mujeres constituyen el 75% de la fuerza laboral de salud mundial. En todos los campos, las mujeres están representadas de manera desproporcionada en los puestos subalternos y peor pagados y ocupan una pequeña fracción de los puestos de liderazgo.
En conjunto, el problema temático presenta evidencia sólida para informar un plan de acción para que los líderes institucionales enfrenten el sesgo de género, mejoren la diversidad y la inclusión e impulsen el cambio. Las estrategias para corregir las desigualdades no son solo problemas de mujeres, sino que requieren la participación plena de todos en explicaciones y soluciones más profundas.